“El artista debe ser un individuo plenamente desarrollado, con total
comprensión y sentimientos. Vendrá el tiempo en que tengas tu lugar en el
escenario. Aprende bien con el propósito de cultivar esta capacidad de sentirte
a ti mismo en el contexto de la obra. No hay esperanza al intentar hacer buenos
actores a partir de un material malo.” Konstantín Stanislavski
Ésta es una pregunta que varias
de las personas se hacen, sin embargo se llega a distintas conclusiones al
momento de responderla. Cuando el observador llega a ser invadido por distintos
movimientos corporales, por distintas fuerzas o energías lo cual llega a
invadirlos mediante el movimiento que ejecuta el bailarín – interprete, todo
esto llega a ser interpretado de diferentes formas a los observadores.
Un intérprete a partir de la
subjetividad sabe donde se encuentra y por qué hace lo que hace y sobre todo
está consciente de lo que es en ese momento, a esto se lo puede calificar como
un cuerpo activo y presente capas de alimentarse de todo lo que sucede a su
alrededor. Con esto se pretende crear una búsqueda de lenguaje en donde se
pretende encontrar la formar de hacer que el intérprete pueda entender lo el
director quiere de él y no solamente se quede en una técnica que ya todos
conocen sino que exista la posibilidad de ir mas hay de lo que ya se tiene o lo
que conoce a partir de la técnica.
Sin embargo seguimos aún con la
pregunta de qué es lo que mueve al bailarín y desde dónde son movidos. Se sabe
que muchos de los procedimientos que el bailarín ejecuta no solo los hace desde
el plano material objetivo sino que también
se los puede trabajar mediante el plano subjetivo que parte de un cuerpo
trabajado sobre sí, a través del contacto consigo mismo tanto físico, muscular,
primitivo. Para poder utilizar estos recursos lo más común es comenzar desde el
proceso de improvisación, rescatando con esto el sentido de la realidad, lo que
en ese monto sucede y me sucede.
Uno de lo métodos que también
puede ser utilizad dentro de la creación para el interprete- bailarín puede ser
el de la superposición la cual es una técnica con la que trabaja Paulina
Vielma, con la cual toma las posibilidades que cada bailarín le brinda, de esa
modo hace que cada una de ellos se acerque a su cuerpo de distintas maneras,
esto se puede logra a través de la observación y también de las sensaciones que
pueden existir a nuestro alrededor. lo indispensable para poder captar todos
esto es observar el cuerpo, captar cada movimiento que este realice y tener
consciente de lo que queda al mirarnos, y para estar consciente de esto se
necesita concentrarse y saber qué es lo que me sirve y que no.
La forma en que dos cuerpos
pueden encontrarse trabajar juntos e integrarse perfectamente, se puede
conseguir mediante la confianza el uno del otro, la no ansiedad y la presencia
de la parte oral que permite mantener la realidad del momento, comunicarse
entre los dos ayuda a mantener mucho más la conexión y concentración entre
ambos. La sensación que recibimos de la otra persona nos ayuda a hacer contacto
y generar un contexto que en este caso llega a ser el espacio y la estructura
la cual llega a ser variable, hacer que todo esto que pasa en escena este lleno
de presencia por parte de los seres que la habitan.
El trabajo del intérprete es
equilibrado por el espacio, por la otra persona con la que trabaja, por su
ritmo propio, tomando en cuenta la realidad de ese momento, mostrando sus
herramientas ya trabajadas. Ser intérprete significa además de traducir,
atravesar. Se trata de acortar la hueco entre mundos, de poner en diálogo, de
profundizar y fundir universos potentes en los cuerpos. El intérprete creador
habilita el espacio entre los mundos posibles. Es punto de encuentro a la vez
que línea de fuga. En su rol de traducir o atravesar, el intérprete bailarín lo
que permite es el encuentro entre estos mundos. La danza es esa imagen en
movimiento que una vez internalizada, se abre. Es algo que permite que nos
expresemos. En mayor o menor nivel de representación, el cuerpo potente expresa
mundos posibles. El bailarín es capaz de decodificar y compone a la vez.
El bailarín es receptor (de otro
lenguaje), emisor (se apropia de ese otro lenguaje) y mensaje (el cuerpo en sí
mismo). De este modo, la función del intérprete es traducir. Y traducir también
es crear, habilitar nuevas maneras de decir en el cuerpo. El intérprete llega a
ser el autor de sus propias decisiones en la búsqueda de la materialidad de su
cuerpo. Lo que él desea es mostrar lo que hay dentro de su cuerpo a partir de
su propia experiencia. Esto nos lleva a hablar de un sujeto interprete capaz de
escuchar, de prestar atención de cómo situar al cuerpo y lograr el estado necesario para desarrollar
una metodología interpretativa.
La musicalidad ayuda también al
bailarina - intérprete lo que genera en él la apertura de precepción, lo que es
utilizado como un sentido más para la creación, lo que con la combinación con
los otros elementos produce algo así como el estado, el aquí y el ahora del
intérprete.
La Cía. Pe Mellado se caracteriza
por utilizar cuerpos que narran en escena que se ha conseguido mediante la
exploración de procedimientos utilizados con y por los intérpretes. Transcurre
a través de un cuerpo que está escrito por una historia, es decir está
determinado por un imaginario, real y simbólico, que puede ir desde lo más
orgánico. La idea es trabajar mediante un concepto de movimiento que contenga
algo, que sea significante, donde otros seres habiten el propio cuerpo. ¿Qué
lenguaje emplea el cuerpo cuando se lo deja hablar? L forma en percibir el
cuerpo y de cómo el intérprete se mueve a través de su contexto. Lo que hace
que el intérprete sea capaz de tomar propias decisiones y de esa manera ser
capaz de producir.
Estar en escena y no tener
elementos con los que se trabaje hace mirar al cuerpo de una forma distinta,
que cuando tienes elementos o una iluminación lo cual hace que el cuerpo sea
afectado, lo que hace que influya mucho para el intérprete y haga que él sea
capaz de trabajar con eso y sobre todo sea capaz de incorporarse a todo tipo de
cambio. Cada autor entra en relación con la realidad mediante sus propias
necesidades, desde su desarrollo del pensamiento o su imaginario.
Sin duda alguna una de los
métodos más trabajados dentro de la creación y sobre todo lo que ayuda a saber
qué es lo que mueve al bailarín interprete en la improvisación partiendo
siempre desde un punto base como una imagen, una palabra, un texto, un sonido,
para de ese modo llegar a construir algo que haga que el bailarín – interprete
se mueva y haga que el observador se empape con lo que el bailarín pretende
transmitir.
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